Martes, 20 de febrero

Para comenzar, un programa triple: Memphis Belle (Willam Wyler, 1944), El enemigo invisible (Walt Disney, 1945) y M, el vampiro de Düsseldorf (Fritz Lang, 1931).

Con el apoyo de la Universidad y de un exhibidor cinematográfico de la ciudad, un grupo de estudiantes de la Universidad de Granada (UGR), entre los que destaca el que será cabeza visible de este proyecto -y futuro cineasta- Eugenio Martín (1925-2023), se embarcan en una aventura tan arriesgada como, a la postre, brillante y esencial para Granada: habilitar un espacio donde mostrar otro tipo de cine, un cine que orillaba lo marcado por la dictadura franquista y los gustos de la época; un lugar en el que poder disfrutar de este arte –y por extensión del mundo-  con otros ojos.

Para la segunda sesión, celebrada el 13 de febrero de 1949, el Cine Club se trasladó al Cinema Príncipe con un programa doble: Rodin (René Lucot, 1942) y Romanza en tono menor (Helmut Käutner, 1943).

Las proyecciones se fueron sucediendo y alternando en diferentes salas comerciales de la ciudad, con programaciones muy variadas que se enriquecían con cada nueva sesión.

Es en este tiempo de esplendor y, concretamente en 1953, la Universidad de Granada decidió hacerse cargo de la protección del proyecto para asegurar su continuidad. Para ello, adquirió un proyector de 35 mm. y, tras varias pruebas, el ahora ya rebautizado como Cineclub Universitario se ubicó en el Aula Magna o salón de conferencias de la Universidad, situado en la facultad de Derecho.

75 años después de ese primer ciclo de proyecciones universitario son miles los espectadores que han disfrutado de sus sesiones, organizadas de forma regular y enriquecidas con publicaciones y cineforums. Ese testigo especializado en lo mejor del Séptimo Arte sigue celebrándose hoy, bajo la dirección de Juan de Dios Salas, en la Sala Máxima del Espacio Quinto Centenario. Qué mejor manera, por tanto, de honrar la memoria de Fernando Marías que reconociendo esta impagable labor cultural.

Además, su enfoque crítico hacia la realidad española y su manera subvertida de tratar temas sociales ha servido (y sigue sirviendo) de gran influencia para generaciones posteriores de cineastas que, en la actualidad, todos conocemos, como Pedro Almodóvar, Álex de la Iglesia (que, de hecho, ha mostrado en multitud de ocasiones gran admiración hacia Berlanga) o Fernando Trueba.

Bajo este pretexto, y tras la recepción del Memorial, se procederá a la proyección de “Patrimonio Nacional”, que forma parte del ciclo «Maestros del cine moderno español (II). Luis Garcíaa Berlanga (y 3ª parte)», organizada por el Cine Club Universitario.

Esta comedia estrenada en 1981 narra la llegada de un nuevo director a la institución de Patrimonio Nacional, encargada de la conservación y gestión de los bienes culturales del país, aunque Berlanga utiliza este término de manera irónica. El nuevo responsable llegará con una mirada más moderna y con ansias de renovación, pero se encontrará con una situación de excesiva burocracia e incompetencia que le impedirá modernizar la institución, reflejando a través de la comedia algunos problemas sociales de la época.

De esta forma, a través de visionado se podrá conocer no sólo una de las obras maestras de este gran director, sino también una pieza clave de la historia del cine y, sobre todo, la situación general de la sociedad del momento.